una idea sencilla

por Alberto Jaura

qué significa ser comunista

Los primeros comunistas preceden, por supuesto, a los marxistas. Graco Babeuf (1760-1797) es una de las figuras notables de ese comunismo moderno temprano que precede a Marx, además de Cabet, Blanchi y otros a los que Marx se refería despectivamente como socialistas utópicos.

Fue sólo posteriormente que Marx se impuso a todo el comunismo anterior, que quedó casi por completo olvidado. Lo que no deja de ser desconcertante, ya que en Marx hay muy pocas descripciones del comunismo que proponía, y casi ningún argumento por el que el comunismo sea éticamente preferible al capitalismo. Quizá por el carisma del escritor y el carácter totalizante de su sistema, el marxismo prevaleció, y desde su muerte casi ningún comunista se ha considerado otra cosa que marxista, con la excepción de los anarcocomunistas. Estos autores comunistas premarxistas son poco conocidos, creo que incluso entre los propios comunistas.

Graco Babeuf. Fuente: Wikimedia.

Babeuf, igual que los socialistas utópicos comunistas, sí hacía descripciones del comunismo. Y no parecían gustarle los paños calientes. Su comunismo hacía honor a la etimología, y exigía que los humanos trabajaran en común, comieran en común y en general vivieran en común. [1]

Como después de cierta época todos los comunistas eran marxistas, y como Marx apenas describió el comunismo, la mayoría de los comunistas parece que dejaron de lado estas aspiraciones. En todos los intentos de poner el comunismo en la práctica, a pesar de algunos intentos de imponer por la fuerza la vida en común (estoy pensando en las granjas colectivas), la vida bajo el socialismo real no difería excesivamente de la vida bajo el capitalismo en lo que a la vida en comunidad se refiere.

Los ciudadanos en estados comunistas vivían con relativamente poco (el comunismo nunca ha logrado ser opulento), y el estado garantizaba el empleo, los servicios considerados básicos como la educación, la sanidad, y las pensiones. Aparte de eso, que tenga noticia, vivían en familias nucleares y no tenían una vida comunal.

La mayoría de los que se dicen comunistas a día de hoy están alejados del radicalismo de antes, y se mueven en un espectro entre la socialdemocracia más mainstream y el comunismo propiamente dicho. Actualmente, ser comunista significa sobre todo reivindicar que el estado garantice la universalidad de unos derechos positivos. [2] Aparte, también suelen defender una serie de causas, como el feminismo, los derechos de los homosexuales, los derechos de las minorías étnicas, los derechos de los discapacitados, los derechos animales y la corrección política, todas ellas causas con valor por sí mismas, pero con poca relación con el comunismo histórico.

Esto resuena con algunas nociones muy extendidas en España y probablemente también en otros países. Mucha gente piensa que es justo privar a quienes más tienen de parte de su riqueza para asegurar que todo el mundo tenga acceso a lo básico (vivienda, asistencia sanitaria, etc), y casi nadie compra la fábula liberal según la cual una persona hambrienta no tendría derecho a robarle el pan a una persona que no pasa necesidad. [3]

Sin embargo, esto no quiere decir que esta mayoría sea proclive al comunismo. Los comunistas son, sobre todo, partidarios de que el estado provea directamente los servicios considerados imprescindibles, por ejemplo construyendo escuelas públicas, pero ésa es sólo una manera de garantizar el acceso universal. Es posible imaginar, por ejemplo, que sólo existan escuelas privadas y que la educación siga siendo universal, porque el estado cubra los gastos a aquellos que no puedan permitírselos. Las escuelas actualmente públicas pueden convertirse en cooperativas de profesores o de padres.

Lo que acabo de describir es un sistema de bonos, en el que cada ciudadano recibe un bono para cubrir la educación, sanidad u otros servicios, en centros privados de su elección. Combinado con la cooperativización de las escuelas y hospitales públicos, este sistema empoderaría a la gente más que ninguna otra medida, como los centros públicos o los conciertos educativos.

La paradoja de los comunistas modernos es su negativa a considerar estas alternativas. Ante ellas tienen pocos argumentos, y a menudo salen con una defensa dogmática de los servicios estatales.

La universalidad es una reclama que resuena bien con la mayoría de la población, en España y otros países de habla hispana. El añadido del sistema de bonos y la cooperativización deja en evidencia a la izquierda autoritaria, y señala con el dedo a los políticos y altos funcionarios que manejan los sistemas públicos. Ésta debe ser una proclama básica de un populismo libertario que sea capaz de atraer a las mayorías.


[1] Aquí algunas obras de Babeuf en inglés. Dice Rothbard:

Todas las comidas se harían en público en todas las comunas y, por supuesto, serían de asistencia obligatoria para todos los miembros de la comunidad. Además, todos obtendrían solo “su ración diaria” en el distrito en el que vivan: la única excepción será “cuando estén viajando con el permiso de la administración”. Toda diversión privada estaría “estrictamente prohibida”, ya que “la imaginación, sin la supervisión de un juez estricto debería engendrar vicios abominables contrarios a la comunidad”. Y, respecto de la religión “la llamada revelación tendría que prohibirse por ley”.

Aunque reconozo que Rothbard no es la fuenta más imparcial sobre el tema.

[2] Creo que se puede argumentar que, cuando un movimiento ideológico se vuelve mayoritario, como el izquierdismo en general, sus participantes tienen incentivos para moderar sus ideas. Y recíprocamente, un movimiento ideológico minoritario tiene más incentivos para radicalizar sus ideas cuanto más aislado esté del resto de la sociedad, por ejemplo el libertarianismo y el nazismo.

[3] Según una encuesta de Metroscopia de 2016:

La opinión extendida en la sociedad española es que el Estado debe intervenir para compensar las desigualdades extremas entre los que más ganan y los que menos. Así lo piensa el 70% de los españoles, para los que el Estado debe proteger y ayudar a los más necesitados y desfavorecidos.

También publicada en mutualismo.org.

inevitable comentario sobre el coronavirus

En 2014 un pequeño grupo de miembros de mutualismo.org terminamos de traducir El puño de hierro detrás de la mano invisible, de Kevin Carson. Fue publicado por la editorial Innisfree, con un prólogo de Víctor Logos que se puede leer aquí.

Ese mismo año ocurrieron muchas cosas, entre ellas un conato de epidemia de ébola, un virus mucho más mortífero que el actual coronavirus. En la sección de comentarios de aquel prólogo de Víctor, debatimos algunas ideas que ahora resultan muy relevantes:

A día de hoy, mi opinión es parecida, y creo que es el punto de vista propiamente mutualista. Las medidas de control de una pandemia como la del COVID-19 se deberían aplicar a toda la población de una misma región, o no tendrán ningún efecto. A todos o a ninguno. Son un ejemplo de manual de bien público, en el sentido éconómico.

Por tanto, la decisión de aplicar o no estas medidas tiene que ser colectiva. Y para preservar al máximo la libertad de los afectados, debe tomarse de manera democrática. Además, deberían aplicarse, a ser posible, a nivel del municipio, que es la mínima unidad de población en la que se pueden aplicar medidas colectivas.

El coronavirus al microscopio. Fuente: Wikimedia.

Aparte, los mutualistas proponemos un sistema de salud basado en bonos, en el que cada ciudadano tenga derecho a un seguro médico de su elección, con un subsidio a aquellos que no puedan permitírselo. Sabemos que hay vida más allá de la sanidad 100% estatal de España. No hay que irse muy lejos, en Francia, los hospitales privados y médicos autónomos forman parte del sistema público. En Holanda y Suiza, todos tienen un seguro privado. En Alemania, los seguros mutuos tienen un papel importante. Sin embargo, en todos ellos la sanidad es universal.

Proponemos además un mercado libre, sin barreras de entrada ni privilegios, y la abolición de las patentes a los medicamentos y material médico. Si se dan estas condiciones, no es difícil imaginar que un sistema de bonos dé lugar a una mayor presencia de seguros mutuos, donde las decisiones se tomen democráticamente por los asegurados y el personal sanitario.

Recapitulando, democracia directa para las decisiones colectivas, y libertad individual para las decisiones individuales.

También publicado en mutualismo.org.

para evitar discusiones el 12 de octubre

In English.

Viene el 12 de octubre, y con él las discusiones sobre el significado histórico de esta festividad, conocida como Día de la Hispanidad o Día de la Raza, o Columbus Day en los países de habla inglesa.

Resumiendo mucho, esta festividad celebra lo siguiente: el 12 de octubre de 1492, la expedición de Cristóbal Colón llega por primera vez a América, marcando el inicio de la colonización española (y europea) de América. Como parte de la conquista, la mayoría de la población fue esclavizada a través del sistema de encomiendas, y fue obligada a abandonar su religión y otros aspectos de su cultura. Empezó la esclavización masiva y la aculturación forzosa de la mayoría de la población nativa de América.

Como eso está muy feo, hay gente que no se siente cómoda con la celebración de esta festividad.

Voy a comentar algunos de los argumentos que se pueden oír estos días para justificar la celebración de esta fecha:

  • La conquista de América no fue, técnicamente, un genocidio. En efecto, los conquistadores no pretendían que los nativos desaparecieran (éso es lo que significa genocidio), sino que querían que siguieran existiendo para poder esclavizarlos. Sin embargo, esto no hace más agradable la esclavización masiva y la aculturación forzosa de la mayoría de la población nativa.
  • La mayoría de las muertes de los nativos se debieron a la viruela y otras enfermedades que los europeos llevaron. Esto es verdad, ya que los nativos no estaban inmunizados contra estas nuevas enfermedades. De todas formas, esto no hace más aceptables las muertes que sí se debieron a las durísimas condiciones del trabajo esclavo que fueron obligados a hacer, y tampoco justifica la aculturación masiva de la mayoría de la población nativa.
  • Las culturas nativas tenían tradiciones bárbaras, como el canibalismo y el sacrificio humano. Pero esto no justifica a los conquistadores españoles para ser igualmente salvajes, y no justifica la persecución de las tradiciones nativas que no fueran violentas.
  • Algunos nativos lucharon con los españoles para tumbar imperios opresivos como el de los Aztecas. Esto prueba que los conquistadores no se dedicaron simplemente a hacer caer los estados de los nativos, sino que aprovecharon sus tensiones internas. Sin embargo, que algunos nativos aparentemente dieran la bienvenida a los conquistadres, no justifica la esclavización masiva y la aculturación forzosa de la mayoría de la población nativa.
  • Algunos pensadores, como Bartolomé de las Casas y otros de la Escuela de Salamanca, denuncuaron la brutalidad de la conquista. Está bien escuchar que algunos tenían los mismos estándares morales que nosotros. Pero esto quiere decir que no podemos pasar por encima de los hechos simplemente diciendo que «era otra época»: incluso según los estándares de algunos contemporáneos, la conquista fue terrible. Y por supuesto, esto no justifica la esclavización masiva y la aculturación forzosa de la mayoría de la población nativa.
  • Inluso la monarquía española hizo un esfuerzo por evitar el maltrato, e, influenciada por la Escuela de Salamanca, declaró que los nativo tenían igualdad de derechos. Esto es fantástico, pero no se puso realmente en práctica y no paró la esclavización masiva y la aculturación forzosa de la mayoría de la población nativa.
  • A veces se afirma que la colonización inglesa fue incluso peor. Los efectos son fáciles de ver: en algunas partes de América Latina, la mayoría de la población es nativa o mestiza, mientras que en la América inglesa los nativos son una minoría y hay menos mestizos. Aun así, que los ingleses fuesen (supuestamente) peores no justifica la esclavización masiva y la aculturación forzosa de la mayoría de la población nativa.
  • El primer contacto europeo-americano es celebrado a veces por la cultura mestiza a la que dio lugar. Pero no podemos juzgar si la cultura habría sido mejor o peor si la colonización hubiese sido diferente, con comercio pacífico, migración pacífica e intercambio cultural pacífico. Esto es una falacia de la ventana rota. Y por supuesto, tampoco justifica la esclavización masiva y la aculturación forzosa de la mayoría de la población nativa.

En resumen, creo que no necesitamos excusas para la la esclavización masiva y la aculturación forzosa de la mayoría de la población nativa de América.

Esta fecha cambió la historia. Creo que tiene sentido que se celebre en todos los páises de habla hispana a ambos lados del océano Atlántico, así como en otros países en América. Pero siempre teniendo presente todas las cosas buenas y malas a las que dio lugar, aceptándolas todas, en lugar de tratar de justificarlas.

mi opinión sobre la posible secesión de Cataluña (1 de 4)

In English.

Un referéndum de autodeterminación no autorizado va a celebrarse en Cataluña el 1 de octubre de 2017 (mañana). Debido a la omnipresencia del tema en los medios y a la presión social, procedo a explicar mi opinión sobre el tema.

Mi opinión puede resumirse en tres puntos:

Estoy a favor de la autodeterminación. Creo que cualquier territorio tiene derecho a secesionarse unilateralmente de un estado si así lo quiere la mayoría de su población. También creo que el nuevo estado debe asumir la parte correspondiente de la deuda nacional. Asimismo, estoy a favor de que haya regiones que a su vez se separen de Cataluña, o permanezcan en España, si así lo quiere la mayoría de su población.

Estoy en contra de celebrar este referéndum ilegalmente. Hay maneras de intentar celebrar un referéndum de forma legal, pero el gobierno catalán no las ha explorado. En pos de preservar el imperio de la ley, creo que los funcionarios y políticos sólo deberían considerar romper la ley como último recurso.

Soy neutral en lo que respecta a la independencia. Me preocupa mucho más qué hacen los estados, que dónde están sus fronteras.

Iré desarrollando estos puntos uno a uno en futuras entradas.

las condiciones del mutualismo

Creo que parte del atractivo del mutualismo (para mí al menos) es la belleza de su descripción de un mercado libre radical. Si no hubiera barreras de entrada legales, muchas empresas entrarían a competir al mercado. Sin el monopolio de las patentes y el copyright, las grandes empresas farmacéuticas, de software o de entretenimiento se verían expuestos a cientos de nuevos competidores que les forzarían a bajar los precios y mejorar los salarios. Los bancos, desprotegidos de la competencia, serían invadidos por nuevos banqueros que les harían la competencia, por lo que los intereses bajarían, facilitando la creación de nuevas empresas. Con muchas empresas ofreciendo trabajo, los trabajadores estarían en una buena situación para negociar.

En fin, en este escenario todos estos procesos paralelamente harán del capital abundante, y del trabajo escaso en comparación. Por ello, los precios se aproximarían al coste, y los trabajadores tendrían muchas facilidades para negociar mejores condiciones laborales, para emprender y convertirse en su propio jefe, o para juntarse y montar una cooperativa. Los resultados del mercado libre radical son compatibles con los fines clásicos del socialismo.

Fuente: Wikimedia

El argumento mutualista es que, puesto que los mercados libres tienen esta tendencia, los mercados que no funcionen así son sospechosos de estar intervenidos por fuerzas externas, típicamente el estado. Éste suele inclinar la balanza a favor de ciertas empresas con conexiones políticas. Pero esta narrativa es plausible sólo en los mercados que cumplen las siguientes condiciones:

  • La oferta es elástica. La oferta de tierra, por ejemplo, no es elástica, porque no se puede producir más de la que ya hay. Los recursos naturales en general son de oferta inelástica.

Hay algunas propuestas interesantes para contrarrestar los efectos indeseables de esta inelasticidad, por ejemplo, la propiedad usufructuaria de la tierra y el impuesto georgista sobre la tierra.

  • Se comercia con bienes reproducibles. Los bienes imposibles de reproducir, como una guitarra firmada por Elvis, se rigen por reglas distintas.
  • Se comercia con bienes privados, es decir, con bienes excluibles y rivales.

Esto quiere decir que se excluyen lo que los economistas llaman bienes públicos, como la defensa militar, la seguridad, la legislación penal, las leyes de propiedad sobre el suelo, la regulación de la contaminación, etc. Estos bienes tienen que proporcionase simultáneamente a todos los habitantes de un territorio dado, es imposible discriminar. Esta clase de bienes, a menudo, es preferible que se gestionen a nivel municipal, a través de un sistema de democracia tan directa como sea posible.

Esto, por cierto, también excluye a las ideas, que no son rivales y sólo en parte excluibles. La propiedad intelectual no tiene cabida en un mercado verdaderamente libre.

  • No existen externalidades postivas ni negativas.

Esto se relaciona directamente con el punto anterior, ya que una externalidad es precisamente un bien (o un mal) público. Las externalidades negativas pueden penalizarse con impuestos específicos (los llamados impuestos pigouvianos), por ejemplo, con un impuesto sobre la contaminación.

  • Las economías de escala son pequeñas. Es decir, las plantas de producción grandes no tienen mucha ventaja sobre las pequeñas, y el tamaño óptimo de las empresas se alcanza a una escala no muy grande.

Esta condición creo que no es indispensable, pero sí muy conveniente. Si por las economías de escala las empresas tienden a ser muy grandes, hay menos empresas ofreciendo empleo, y en comparación, muchos trabajadores, por lo que la capacidad de negociar de los trabajadores se resiente. No es sorprendente que el mutualismo haya medrado sobre todo en contextos en los que las empresas no solían ser muy grandes: Francia y España del tercio central del siglo XIX, Estados Unidos a finales del XIX y principios del XX. En el caso de Francia, entre profesionales de la manufactura, que trabajaban en pequeños talleres aún no muy industrializados.

Tampoco sorprende que vuelvan a tener relevancia las ideas mutualistas en el contexto de internet y del software libre: con un equipo relativamente pequeño de trabajadores cualificados es posible gestionar una web o desarrollar un software exitosamente.

También publicado en mutualismo.org.

sobre (Unidos) Podemos

El 15M no necesita un partido, porque semajante partido sería de izquierdas, más de izquierdas que el PSOE, y en la práctica tendría el mismo programa que IU. Si IU no puede ganar elecciones, tampoco podría ese hipotético partido, por el simple hecho de que la mayoría de la población española no es (tan) de izquierdas.

Así pensaba yo más o menos, antes de 2014. Después vino PODEMOS, así que me equivoqué, y es interesante examinar ahora por qué: la mayoría no vota leyendo el programa, sino que tienen más peso otros determinantes, como la estética, la identidad y la expectativa de quien va a ganar.

Un partido de izquierdas con imagen de izquierdas, como IU, no puede ganar, porque sus símbolos ya no movilizan a la gente. La mayoría no está muy ideologizada, y es justificadamente suspicaz con el comunismo. Sin embargo, mucha gente puede estar dispuesta a apoyar a un partido de izquierdas si supera esos símbolos y construye una identidad en la que sí se sientan cómodos.

Pablo Iglesias sabe esto muy bien, [1] y ha logrado llevar adelante a PODEMOS con esta estrategia, con la que ha conseguido movilizar a mucha más gente que IU en décadas, entre ellos a unos cuantos ex-votantes del PP. [2]

Sin embargo, la alianza entre IU y PODEMOS bajo el nombre de Unidos Podemos parece una excepción en esta estrategia, y en la campaña se han vuelto a reivindicar las identidades de la izquierda. Esta alianza sumará los votos de ambos, pero también restará unos cuantos. De IU, los más ortodoxos que no quieran saber nada de PODEMOS (los seguidores de, por ejemplo, Gaspar Llamazares). Y de PODEMOS, aquellos que no se identifican como de izquierdas y que votarían a PODEMOS, pero no a los comunistas.

Las encuestas no parecen indicar eso, quizá porque los dos bordes por los que se producirá la pérdida de votos serán muy minoritarios. Quizá, nuevamente, me equivoque.

NOTA: Este texto lo estaba escribiendo antes de las elecciones. Odio tener razón.

[1] Para un resumen muy breve (5 minutos y pico) de las ideas estratégicas de Pablo Iglesias, ver este vídeo. Para una exposición mucho más extensa y detallada (casi dos horas), ver este otro vídeo.

[2] En esta entrevista con Jordi Évole, después del minuto 6, Pablo Iglesias cita una estadística que dice que el 17% de los votantes potenciales de PODEMOS habían votado antes al Partido Popular. Pero dudo de que a día de hoy haya mucha transferencia de votos entre estos dos partidos.

tribu morada, tribu naranja

PODEMOS

En las elecciones al parlamento europeo de mayo de 2014, PODEMOS entró con fuerza en el panorama político español. Rápidamente ciertos sectores se echaron encima del partido, que todavía no había dado ningún ejemplo de gestión. Se decía que sus medidas económicas traerían miseria, y se trataba de ligarlos políticamente al chavismo o a ETA, mientras escalaba en las encuestas hasta el primer puesto en intención de voto, a principios de 2015.

Que la cabeza visible de PODEMOS, Pablo Iglesias, es un comunista no es ningún secreto, [1] y también lo son sus colaboradores cercanos. Sin embargo su primer programa no era comunista, como mucho se trataba de una socialdemocracia consistente, y más profunda que por ejemplo la del PSOE. Desde entonces han matizado algunas propuestas, con la intención de ampliar su base electoral, y su programa para las elecciones generales es más moderado aún.

La comunista cúpula de PODEMOS está proponiendo menos de lo que le gustaría hacer, y si estuvieran en el gobierno, les dejarán hacer menos que eso, sea por limitaciones jurídicas, por obligaciones impuestas desde la Unión Europea, o por la presión de los demás grupos parlamentarios. [2]

En el mejor de los casos para ellos, lograrán aumentar la protección de las leyes laborales a los niveles anteriores a la reforma del 2011, una reforma fiscal más progresiva, protección de los servicios públicos y quizá alguna nacionalización. Unas medidas que pueden ser criticadas, pero que distan mucho de ser un descenso espiral hacia la república bananera abertzale de Cubazuela del Norte (o lo que sea que ocupe ahora la  imaginación de la caverna mediática).

 

Ciudadanos

Mientras tanto, un pequeño partido de ámbito catalán iba adquiriendo notoriedad por tratarse del único representante coherente del nacionalismo español en Cataluña. A lo largo de 2014 el partido Ciudadanos (C’s) se extendió por todo el territorio nacional, para poder presentarse a las diversas elecciones de 2015.

Mientras estuvo en a Cataluña, su programa se limitó casi exclusivamente a una defensa nacionalista de la unidad de España, frente al nacionalismo catalán. Cuando saltó al ámbito nacional, empezó (afortunadamente) a posicionarse en otras cuestiones. Siempre mantuvo una ambigüedad entre la izquierda y la derecha, y a veces se les sitúa en el centro.

En cuestiones sociales, su programa es progresista (legalización del cannabis, regulación de la maternidad subrogada…), y en cuestiones económicas, propone medidas que, sin reducir la intervención del estado en la economía, sí que introducen mecanismos de mercado. Por tanto, en conjunto, creo que se trata de un partido liberal mainstream, como el FDP de Alemania. [3]

A principios de 2015 C’s empezó a escalar espectacularmente en las encuestas de intención de voto. De nuevo, como ocurrió con PODEMOS, un montón de medios y de personas (más bien afines a PODEMOS) se les echaron encima, con todo tipo de exabruptos y exageraciones. Se les comparó con el fascismo, con el neoliberalismo, se dijo que eran lo mismo que el PP, y se dejaron caer muchísimos ad hominem.

 

Ambos

Las dos formaciones han utilizado una estrategia parecida, una especie de populismo que se mueve en una cierta ambigüedad ideológica e identitaria. El caso es que hay una buena cantidad de propuestas que son comunes, la mayoría porque han sido copiadas por C’s de PODEMOS: [4]

  • Renta garantizada: la propuso PODEMOS como una alternativa a la renta básica, que se incluyó en su primer programa. Posteriormente C’s incluyó una medida parecida en su programa.
  • Medidas contra el fraude fiscal.
  • Dación en pago y mecanismos de reestructuración de la deuda hipotecaria: una reclamación de buena parte de la sociedad desde que empezaron los desahucios.
  • Reforma de la constitución que incluya el blindaje de los derechos sociales.
  • Despolitización de la justicia, aunque con medidas diferentes.
  • Reducción de la cuota de los autónomos, que sería gratuita para ganacias inferiores al salario mínimo interprofesional.
  • Educación infantil subvencionada.
  • Subsidios a la I+D privada: esta es la única propuesta de esta lista que ha sido copiada de C’s por PODEMOS y no al revés, por lo que sé. Es lo que PODEMOS llama «Comités Estratégicos Sectoriales» y «Polos de Conocimiento y Desarrollo Económico», y C’s «Centros de Investigación de Excelencia», aunque tienen aspectos diferentes.

Podría seguir así largo y tendido. Tampoco tendría mucho sentido, ya que de esta lista sólo se cumplirían quizá las cinco primeras medidas, entre otras cosas porque los programas tanto de PODEMOS como de C’s son imposibles de llevar a la práctica en su totalidad. Sin embargo, lo más probable es que en los próximos cuatro años veamos llevar a la práctica al menos alguna de las medidas estrella.

En todo caso, esta comparación nos permite ver que PODEMOS y C’s son partidos con identidades muy distintas, pero con importantes coincidencias estratégicas y programáticas, cuyos simpatizantes se están tirando trastos a la cabeza los unos a los otros.

 

Coda

David D. Friedman ha escrito con frecuencia en su blog sobre cómo la pertenencia a una identidad política determina las creencias y las posiciones, sin tener en cuenta la evidencia. Tribu roja, tribu azul, decía, en referencia a las dos principales identidades políticas en EEUU. En España, como en casi todos los países occidentales, hay una división análoga entre derecha e izquierda.

PODEMOS logró por un tiempo subvertir esas identidades y abrir una nueva brecha entre nueva política y vieja política, o entre los de abajo y los de arriba si se prefiere. C’s vino a romper esa situación, con una estrategia al fin y al cabo similar de situarse en un espacio ambiguo entre la izquierda y la derecha y apelar a la regeneración.

Según las encuestas, tanto PODEMOS como C’s han logrado atraer al segmento más joven del electorado (1, 2, 3), que no quiere oir hablar del PP ni del PSOE. Sin embargo finalmente no han logrado disolver la fisura política transversal de España: la izquierda y la derecha.

Tribu morada, tribu naranja.

 

 

[1] Aquí un ejemplo como cualquier otro.

[2] Así lo ha reconocido Pablo Iglesias al menos en una ocasión.

[3] Su asesor económico más visible, Luis Garicano, estudió en la Universidad de Chicago, alma máter del liberal Milton Friedman.

[4] Aquí estoy tirando de las versiones resumidas de los programas de PODEMOS y de C’s.